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Entre chivo y conejo”, que es lo mismo que andar “corriendo y parao”. Es así como se encuentra en estos días el cantautor Rubén Blades, que este sábado regresa a la Isla para cantar junto con Gilberto Santa Rosa en Una sola salsa.

El concierto, que tendrá lugar en el Coliseo de Puerto Rico, cumple para el artista múltiples propósitos. Primero, se complace como músico a la vez que complace al público con canciones viejas y nuevas. Segundo, disfruta compartir la tarima con el “Caballero de la Salsa” y, tercero, hace su parte para mantener vivo el género, pues hay en él la preocupación de una carencia de nuevas figuras.

“Después de la Fania, dónde están los nuevos exponentes; dónde está el nuevo (Johnny) Pacheco, dónde están los nuevos cantantes, dónde están los nuevos instrumentalistas, la nueva versión de la Sonora Ponceña o de lo que sería El Gran Combo, dónde están, porque la juventud se ha ido yendo hacia otras corrientes, y el género ahora mismo, en cuanto a Estados Unidos y Puerto Rico, necesita; me parece a mí que le tenemos que prestar más atención”, opinó el ex político en entrevista telefónica con este diario.

“Algo no estamos haciendo bien y no sé qué será; no es un asunto de hacerlo en inglés; hay algo que hemos dejado de hacer en cuanto a la comunicación y eso es lo que nos está causando el problema, es comunicar, entusiasmar otra vez y ése es el punto que a nosotros nos interesa”, subrayó quien, asimismo, no se explica la desaparición de espacios para exponer la salsa.

“Por qué en Puerto Rico no hay un club de salsa que dure; yo no puedo ver a nadie a menos que sea en una (fiesta) patronal o una fiesta especial que alguien esté… En Nueva York no hay clubes de salsa”, sostuvo el cantante que, en contraste, reconoció la solidez de la salsa en Sudamérica y Europa.

Una sola salsa permite a cada uno de los exponentes lucirse en su estilo, unas veces juntos y otras por separado, mas siempre se apoyan en tarima.

“Gilberto es una persona muy especial; creo que es un showman de primer orden, no sólo por su capacidad como músico y artista, sino por su talento para contar cosas; él es excelente contador, a veces yo preferiría ni salir”, detalló Rubén, quien tiene encaminadas tres producciones discográficas, una de ellas con Cheo Feliciano.

De su repertorio, el ex ministro de Turismo de Panamá aporta clásicos como Padre Antonio, Decisiones, Ligia Elena, Maestra vida, Te están buscando y La Marea.

“Estas reuniones son la oportunidad para que la gente que apoya al género pueda ir a darle ese apoyo y disfrutar otra vez de las cosas que ya conoce”, comentó el cantante, que no descarta perpetuar este junte en un cedé o devedé.

Gilberto Santa Rosa no estuvo disponible ayer para entrevista.

En pantalla grande

La música no es lo único que ocupa a Rubén, sino que el cine volvió a ser parte de su agenda.

“Estuve por Sudáfrica terminando un pequeño papel en una película grande (Safe House) que en cierta forma es mi anuncio de que estoy de vuelta en el cine”, comenta de entrada el también actor panameño. Éste no ha sido el único trabajo que ha hecho en la pantalla grande en el último tiempo. El año pasado actuó en Cristiada, un proyecto de su amigo Andy García que aún no tiene fecha de estreno.

En Safe House caracteriza a “Carlos Villar”, un cómplice de las aventuras del personaje del actor Denzel Washington. Ambos retoman el contacto cuando el papel de Denzel necesita los servicios de “Villar” para obtener una falsa identidad.

“La dinámica de trabajo con Denzel fue muy buena, es un tipo muy preparado, también es muy generoso en cuanto a su tiempo; entiende que el trabajo es de conjunto”, relató sobre su experiencia con el protagonista del filme.
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