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Gilberto Santa Rosa conoce el arte salsero de principio a fin. Se formó escuchando y aprendiendo los diferentes patrones rítmicos de las décadas del 60 y 70. A su vez, se enriqueció con lo mejor de la salsa de los 80 y 90 para así convertirse en un puente generacional entre épocas.

Arquitecto de su propio estilo, el denominado “Caballero de la salsa”, no solo ha ocupado un sitial sólido en el género de la salsa, sino que también es y ha sido profeta en su tierra.

Y es que en su trayectoria musical de más de 35 años, el intérprete de ‘Vivir sin ella’ ha podido convertir a Puerto Rico en su mayor plaza de trabajo. Contrario a otros exponentes de su generación, la voz de ‘Conciencia’ ha hecho una carrera de éxito en la Isla y en el extranjero. Sus soneos inspirados en la mujer y el romance se han escuchado con fuerza hasta en Japón.

Y en sintonía con esa consistencia suya de cantarle a la mujer conceptuó un concierto muy especial: “Ellas”, en el que estará acompañado por la orquesta colombiana del mismo nombre y que es integrada por mujeres. El recital se presentará en tres fechas, los días 10, 11 y 12 de febrero, en su regreso a la Sala de Festivales del Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré de Santurce, la misma que por primera vez pisó en el 1990 junto a su colega y amigo Luis Enrique.

¿Cómo afloran las ideas para no repertir en un escenario?

Es difícil, pero tienes que tomar la decisión de innovar sin hacer disparates. Pienso que el salir frecuentemente de Puerto Rico me refresca un poco a la hora de hacer una presentación. A veces uno apuesta a cosas que no funciona. Es complicado, pero es importante es rodearse de gente talentosa.

¿Quiénes son esas “ellas” a las que te refieres en el espectáculo?

Ellas siempre han sido la inspiración de la carrera. Esas “ellas” son las ellas más importante en la vida de cualquier hombre. En mi caso, mi madre, mis compañeras, mis hijas... digo mis hijas porque incluyo a mi sobrina, que es como mi hija. Son las que moldean tu personalidad. Son las mujeres que tienen la capacidad de hacerte cambiar de pensamiento.

Pero también, Ellas son una orquesta de mujeres colombianas que conocí hace mucho e hicimos un proyecto hace tres años que se llamó “Damas y caballero” que presentamos en América Latina.

Entre esas mujeres importantes, ¿qué te enseñó tu mamá?

Una lección de humildad y respeto por la gente; de servicio. Mi madre solo una vez dijo algo peyorativo que hasta risa causó. Era muy respetuosa y tenía una visión pacifista de la vida y de llevarse bien con todo el mundo. Pienso que lo heredé.

¿Cómo es tu relación con tu hija Myredis?

Mi hija es una adulta. Tenemos una comunicación espectacular, podemos diferir. Ya ella tiene su manera de pensar, pero siempre hay una excelente comunicación. Siempre tuvo una comunicación bien directa. Ella siempre fue muy madura e independiente y nos ayuda mucho a la comunicación que tenemos.

¿Qué aprendiste de Nélida, la madre de tus hijos?

La madre de mis hijos es una mujer muy inteligente e independiente, de mucho empuje para la vida. Le agradezco siempre que cuando dudé si era el momento para emprender camino como solista me dio ese impulso. Además me ayudó muchísimo a organizarme, porque ella es muy organizada y trabajadora.

¿Y de tu actual pareja Alexandra Malagón?

Ella es muy inteligente y musical. Es multitasking, puede asar muchos pollos a la vez y no se le quema ninguno, lo que me parece espectacular. Ella me ayuda mucho a bajar el paso, a tomar las cosas con calma y en paz.

¿Te cansa o molesta que siempre les pregunten cuándo se casan?

No me cansa ni me molesta, hasta me dan ganas de reír porque le he dicho a todos que el día que tomemos una decisión lo vamos a decir. Lo que no quiero que pase es que se filtre. Es una decisión de pareja que se va ha tomar en su momento. Lo que pasa es que he madurado mucho. Diez años atrás (la pregunta) me hubiese molestado, ahora me rió.

Pero, siempre has sido muy cauteloso y celoso con tu vida íntima, pese a que has tenido que enfrentar batallas personales. ¿Cómo lo has logrado?

Soy muy conservador en todo. Al principio jugué y me di cuenta que no sabía jugar. Pienso que por más pública que sea una figura, siempre tiene un espacio para la privacidad. Eso depende de lo que tú decidas; no crítico a quien quiera vivir en un reality show. Al principio me costó lágrimas y hubo compañeros de los medios que no lo entendieron. A menos que sea algo grave, entonce se aclara, si son especulaciones no vale la pena.

Hay quienes aseguran que eres el eslabón entre el salsero de la vieja escuela hasta las nuevas generaciones que hoy disfrutan de la salsa. ¿Te ves así?

Realmente no.

Pero otros exponentes de tu generación no lograron esa evolución.

Fue cuestión de taller. Quizás no tuvieron la consistencia en el trabajo. Lo digo con mucha modestia. Te puedo decir que para mí es un honor que me vean así. Me formé en la salsa tradicional y he tenido la dicha de llegar a otras generaciones.

¿Qué entiendes que hiciste diferente para mantenerte constante y vigente en la Isla?

Trabajo como un desesperado y en eso he sido constante. Siempre he estado tratando. Aprendí cosas de otra gente, de qué hacer y de qué no hacer. Soy bastante terco y si pienso que tengo una oportunidad lo intento y si no funciona pues al menos se hizo. Es importante, además, rodearte de gente que te instruya.

Sus inicios

La memoria musical de Gilberto se remonta a la televisión de la década del 60, cuando los grupos y orquestas se presentaban en vivo. Esa fue su escuela auditiva y visual para definir su estilo conservador.

¿Siempre has dicho que eres lo que eres por influencia de El Gran Combo?

Pude haber sido médico, pero por culpa de esos negros mira donde estoy (dice bromeando).

En mi familia no habían músicos, pero sí era una familia muy musical. Mi puerta para entrar al mundo era la televisión. La televisión de los 60 era espectacular. Mi tío Luis Rivera (Papo) fue el que me indujo a ver a El Gran Combo, que tocaba de 12:00 a 12:15 p.m. en “El show de las 12” y de 1:00 a 1:15 p.m. en el show de la radio en Miramar.

Estábamos cerca en el caserío Las casas y salíamos desde allí en guagua hasta Miramar y los veíamos en vivo. Para mí era la gloria. Puedo poner un disco de ellos y te lo canto te arriba abajo. Pon uno mío de hace cinco años y no lo recuerdo. Mis veranos era llegar a la casa de don Rafa y él me llevaba al show... Para mí era Disney World.

¿Cuándo es qué entonces haces tu primera aparición en un escenario?

Cuando llegué a segundo grado conocí a José Cruz, que ya tenía una tradición de voces y guitarra. Él hacía desde los 5 años una segunda voz espectacular. Se sabía muchas canciones de trío y yo de orquestas. Por ejemplo, Pellín (Rodríguez) y Andy (Montañez) hacían tantos boleros que yo cantaba. Hicimos fama en la escuela de que estos muchachitos cantaban. Empecé a cantar por despecho, porque había una nena que no me hacía caso.

O sea, que de entrada empezaste a cantarle al despecho y al desamor.

Sí. Canté por despecho y recuerdo que cantaba de José Feliciano ‘Tú me haces falta’. La nena nunca me hizo caso y la vi ya hecha una adulta... y tampoco me hizo caso (ríe).

¿Cómo es que teniendo una relación tan cercana con Rafael Ithier y además de grabar tus primeros discos con Combo Records no formaste parte de El Gran Combo?

Hice una amistad muy bonita con Andy y con Pellín también, pero con Andy fue más estrecha. Una vez un sobrino de Andy me llevó a una fiesta en la casa de Andy y canté. Rafael estaba allí y me escuchó. Cuenta la gente que cuando Andy decide separarse del Combo, les dijo: “¿por qué no le das la oportunidad al muchachito ese?”.

Yo tenía 14 a 15 años. Y dice Rafael que él no quiso tener la responsabilidad de tener un muchachito menor de edad en el grupo. Cunado me lo contó (Ithier) me dolió más porque no lo sabía, pero más adelante cumplí mi sueño y fui Gran Combo por dos semanas y me puse el uniforme e hice cuatro shows porque Jerry (Rivas) se enfermó.

¿En algún momento pensaste que Tony Vega y tú podrían formar un dueto luego de estar en la orquesta de Willie Rosario?

Se lo propuse a Tony en aquel tiempo. Él no se atrevió y no prosperó la idea. Fue mejor así, porque cada cual tomó su rumbo. De Willie Rosario te puedo asegurar que fue mi universidad.

Muchos colegas salseros han dicho que Colombia es ahora la capital de salsa, ¿coincides?

A nivel de género sí. Actualmente gran parte de los artistas viven del trabajo que se hace en Colombia. Ves a la juventud eufórica por los exponentes que ya tienen sus añitos. Pero en mi caso la base de mi carrera es Puerto Rico. Nunca me he quejado de mi país. Para cualquier artista vivir en tu país y que a la vez sea tu plaza más sólida es una bendición.

¿Quién determina que siempre le cantes a la mujer y al amor?

Es mi responsabilidad social. Me sugieren cosas, pero soy quien decide. He dejado pasar canciones porque sé que no las voy a hacer bien... que otro las pegué. Uno tiene que ser honesto con uno y saber qué escoger.
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