El cantante puertorriqueño Gilberto Santa Rosa será el portavoz de una campaña que busca educar a los hispanos en Nueva York sobre la diabetes y los riesgos de la enfermedad, que alcanza niveles epidémicos en esta comunidad.
"Alto a la diabetes" es el lema de la campaña de la Asociación de Diabetes de EEUU a la que se unió hoy Santa Rosa, que hace unos cinco años fue diagnosticado con diabetes Tipo 2, que es la más común.
La campaña estará en la televisión y radio además de carteles de promoción en los que aparece el salsero con datos sobre la llamada "enfermedad silenciosa" y un número de teléfono al cual el público puede llamar para pedir un examen gratis.
"Es importante saber que si se cuidan, pueden tener una vida normal", dijo el popular salsero en conferencia de prensa.
Recordó que durante un viaje a Nueva York experimentó síntomas que consideró no eran normales y que a su regreso a Puerto Rico, su padre le alertó sobre la enfermedad y le realizó una prueba casera para medir el nivel de azúcar.
Admitió que al principio se negaba a aceptar que, al igual que sus padres, también tenía diabetes.
"Uno empieza en negación y buscando justificación", señaló el intérprete de "Consciencia", que también ha sido portavoz en Nueva York de una campaña contra la violencia doméstica entre la comunidad latina.
El "Caballero de la salsa" dijo a Efe que unirse a campañas educativas "le da sentido a lo que uno hace, de entretener a la gente".
"Hay un sector de la sociedad que piensa que los artistas no tenemos preocupaciones y esto me da la oportunidad de darle otro enfoque a la carrera", dijo y agregó complacido que las campañas en las que ha participado han tenido impacto en la comunidad porque el público se lo comenta en sus encuentros en la calle.
"Es efectivo cuando la gente ve que el artista tiene los mismos problemas y condiciones de salud que ellos", afirmó.
Santa Rosa aseguró que cuando le diagnosticaron la diabetes lo tomó con tranquilidad "pero luego me fui preocupando porque hasta que no llega a su nivel crítico te das cuenta que a lo mejor has vivido con ella por muchos años".
"También es un proceso de modificación, porque toma un tiempo adaptarse. Hay que tener mucha conciencia y para eso sirven estas campañas, que son efectivas", señaló.
Recordó que cuando hizo la campaña de violencia doméstica "la gente me decía 'te vi, vi lo que estás haciendo' y también me he encontrado con otros que me dicen que son diabéticos, algunos se cuidan y otros esperan que los exhorte. Por todas esas razones, es positivo para mí" apoyar la iniciativa.
Cerca de 24 millones de adultos y niños en Estados Unidos han sido diagnosticados con diabetes y otros 57 millones están en riesgo. Mientras que los hispanos presentan tasas dos veces más altas que las de los no latinos.
En los niños anglos, uno de cada tres está en riesgo de contraer la enfermedad, pero entre los latinos la cifra es uno de cada dos, según datos de la Asociación de Diabetes.
En Nueva York, al menos un 20% de la población latina tiene diabetes, lo que contrasta con el 9% de la población blanca no hispana en la nación con la misma enfermedad, señaló el doctor Anderson Torres, uno de los galenos que participó de la iniciativa.
Indicó además que más de un millón de neoyorquinos han sido diagnosticados con esta enfermedad y se estima que 450.000 desconocen que la tienen.
"La diabetes es la enfermedad crónica de más rápido crecimiento en nuestro tiempo y se ha convertido en una epidemia", afirmó.
Por su parte, el cardiólogo Eliescer Guzmán advirtió que al menos el 33 por ciento de los pacientes en una unidad de cuidados intensivos por un ataque cardíaco o enfermedad coronaria son diabéticos o prediabéticos.
"Cuando hay prediabetes, empieza el corazón a dañarse", advirtió el galeno, quien explicó que hay que estar atentos al deseo de comer mucho, el deseo de tomar mucha agua y orinar en exceso.
"También hay que identificar a los pacientes que están en riesgo: ser latino, estar obeso, presión alta, vida sedentaria, problemas de colesterol y familiares con historia de diabetes. Estos deben hacerse la prueba. Toma un promedio de diez años ser diagnosticado" con la enfermedad, indicó.
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